domingo, 12 de septiembre de 2010

Reseña de nouvelle "Basavilbaso" de Laura Germano

Reseña de la nouvelle “Estación Basavilbaso” de Laura Germano:

Al comenzar a leer esta nouvelle, el lector ingresa en un universo mínimo, de laboratorio. Descubre lo grande en lo pequeño, lo universal en lo privado, la totalidad de una historia en el tenue trazo de las percepciones.
La escritora urde su delicada trama como una filigrana. Su material es elusivo, casi impalpable, incomprobable y contundente a la vez. Este aspecto, por sí solo, nos habla de su talento poco común y nos remite a Catherine Mansfield, a quien -como al pasar- homenajea en el texto, reconociéndola en su genealogía literaria. Laura Germano le hace honor a su mentora. Nos zambulle en ese territorio tan delicado y pequeño como
la tela tejida por una avezada araña.
Viajamos de su mano por las cartas que recibe de Joaquín y que responde la protagonista. Vamos ingresando en esa atmósfera hecha de deseo, de soledad, de esperanza, de ilusión y de palabras. Es un juego de deducciones y de adivinanzas nacido de la casualidad, como brote desesperado de dos almas sedientas. Tanto Joaquín como la protagonista se suben a este viaje interior y se desplazan hasta la estación Basavilbaso para concretar el encuentro, para transformar en gestos corporales la seducción de la palabra que los tiene felizmente maniatados desde el anonimato.
Para la protagonista ese viaje desde El Palomar, provincia de Buenos Aires, hasta Basavilbaso, provincia de Entre Ríos, es una vuelta al terruño, al paraíso perdido de la infancia y la adolescencia. Es un regreso al origen y a los afectos primeros. Es confrontarse con lo que fue, con lo que deseaba ser y con lo que definitivamente es. Es un viaje para responderse la pregunta ¿quién soy? Y poner en blanco y negro lo aprendido, lo escuchado en las divergentes modalidades de pensamiento que confluyen en su persona a través de las genealogías de sus padres, tan distintos. Ella opta por la libertad encarnada en la familia paterna y añora la presencia de ese padre que siempre estuvo llegando y partiendo. La dejaba en manos de la familia materna, prejuiciosa y autoritaria. Estos dos patrones conviven en ella y condicionan sus decisiones, su forma de asir la vida y el amor.
Cuando el ansiado encuentro se concreta. El amor literario, de ficción se contrapone con el amor real, de carne y hueso. Aquí, las palabras pierden su poder y la carnadura no logra estar a su altura. Ambos sobrellevan la decepción con tacto y subsanan el vacío nuevamente con palabras que serán el epílogo verbalizado de todo lo escrito. Esta vez el que se queda en la estación Basavilbaso para verla partir es el hombre, es Joaquín.
La protagonista regresa con un puñado de encuentros fortuitos que atesorará y continuará vía mail. Será Enrique García, el flaco, quien le confirmará quién fue ella en su adolescencia, cuando los modelos que proponía el existencialismo se hicieron carne en muchos jóvenes que veían en Simone de Beauvoir y en Jean Paul Sartre los paradigmas del amor en los sesenta.
Ella vuelve a su soledad después de descubrir que ese otro cielo era un breve cielo de papel que la torpeza de la voluntad de ambos –como un chorro de manguera- había empapado.
En esta sutil nouvelle, Laura Germano nos señala la diferencia entre ficción y realidad, en la confusión en la que estamos inmersos dentro de nuestras sensaciones, elucubraciones, indicios. Cuánto duele cotejar con el “otro” nuestros mundos y qué difícil resulta poder proyectar de a dos cuando se está frente a frente, cada uno con su historia a cuestas. De tanto en tanto reconforta dejarse enamorar por el bálsamo seductor de las palabras y esta trampa –una vez desactivada- nos conduce, irremediablemente, a la aceptación y al crecimiento.
Norma María Francomano

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