miércoles, 24 de octubre de 2012

Un capítulo de la saga "Pies de Lana II y III"


XX


    Pandora y Pies de Lana experimentaron el vértigo que se siente cuando se estrena la libertad. Felices y temerosos a la vez fueron a los amarraderos. Despidieron la flota de veleros tomados de la mano. Los vieron levar anclas. Las velas y foques henchidos de sueños enfilaban hacia el canal. Corrieron por la playa hasta que doblaron el recodo y se perdieron detrás de la fronda del bosque. Se miraron y sin soltarse las manos caminaron hacia la casa heredada del viejo profesor fallecido. Pies de Lana repetía como una letanía: “todos los caminos conducen a Roma” y Pandora lo miraba y se reía. Al llegar a su nueva casa anotó la frase en un trozo de papel y la guardó en su caja.
    Pandora trajo sus pertenencias y las acomodó con arte. Su gusto femenino le dio calidez a los ambientes en los que destacaban estantes repletos de libros de su propiedad, algunos de Pies de Lana, regalos de su madre Estela y del viejo profesor cuyo recuerdo iluminaba la casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

So far, Pies de Lana es tu mejor obra Ma!

Mica

David dijo...

Me gusta mucho la literatura y por eso trato de leer diferentes textos que encuentro en internet. En este momento ya he conseguido mis Pasajes a Rio de Janeiro, y por eso me gustaría poder conocer autores de esa región cuando llegue allí